A veces, cuando la noche yace desnuda y no hay eco de vida cercana a mi ventana, me imagino lejos de mí. Allí, dejo mi cuerpo atrás, me convierto en forma inconstante. Fue un acto intuitivo abrirla y buscar alguna razón que me proveyera un desapego mental, o desapego de todo lo mental. Por mí, por mi bien. Acepto y retengo. Se me hace infinita la necesidad, el afán, de crear sinfonía con las disonancias que me hacen sangrar. Resulta más natural arroparme en todo lo que me duele que obviar todo síntoma de desborde. Pues vivo desnuda en mí y fuera de mí.
Admito, un tanto con bandera blanca, que hay momentos donde le doy mucho pensar a las implicaciones de ciertas cosas. ¿Qué realmente intentamos confinar dentro de lo que definimos como el pasar del tiempo? ¿La adjuntamos a una noción de realidad compartida? Pues las definiciones trenzadas siempre le han dado síntomas del ser colectivo. ¿Y de qué manera podemos constatar una realidad pensada fuera de la propia? Irradia en mí una necesidad de carácter interrogativo que se vierte en el núcleo de mi ser, un querer saber el porqué de todo. Como un golpe a la cara. Nunca fue una incapacidad fundamental de amar correctamente, sino una capacidad desmedida - desbordada - quebrada - letal de amar en desnudez plena. Un desligarme de mi centro por completo.
Ayer mientras cerraba mis ojos pude jurar ser solo partículas de una consciencia desnuda en viaje. No sabía a dónde me dirigía, o la razón de ser vida que piensa. Pero había una calma en existir sin consciencia completa del exterior. En el sentir sin sufrir efectos secundarios de su accionamiento. Estaba sola. No el tipo de soledad que hinca hasta estando acompañada, estaba existiendo en soledad cáustica - ¿Así fue mi comienzo? ¿O así será mi final? - El viento olía a eternidad que solo se abrazaba a sí misma y su existencia. Ya no podía sentir el tiempo cursando su línea común. Quisiera haber permanecido allí. En la intermitencia de no estar del completo en materia. Ya no siento la torrente de la rueda vital cursando por los lazos subterráneos de la tierra en los cuales decidí en algún momento caminar transparente como un gato al corriente. ¿ A dónde realmente se ha ido el eco de vida?
¿Qué soy sin un centro? ¿En qué me convierto cuando dejo de pensarme?
¿Existo fuera de mí misma?