2021
te veo, nuevamente posado en la esquina de un ronroneo que no quiere verte venir. entre tus labios, un espacio abierto. en mi mejilla, una alineación del ayer de ellos. se posa en ti un cántaro de luz que el sol en su despertar impregnó. me pienso a mí misma que la cola de luz es tan solo una fantasía que encuentra comodidad en nuestras presencias entumecidas; en las paredes de tu habitación húmeda. te miro de reojo a ver si has abierto tus ojos, si has cobrado consciencia de los pensamientos que te constituyen.
la habitación aún guarda las partículas de lo hablado en el supuesto del ayer. ¿por eso tiemblo del frío? mi garganta encuentra retracción dentro de sí misma. estas paredes que alguna vez nos abrazaron optan por digerirme de pie a cabeza. en su estado, pienso que hay una belleza tímida sobre los objetos que nos rodean, pues solo se recuerdan a sí mismos en su nacimiento y todo comienzo es divino, ¿no? nuestras fotos solo se encarnan en esa memoria prestada. en ellas, nos agarramos las caras en felicidad. nuestras mejillas tocándose una a la otra como parte de una consonancia celeste. en ese entones, ¿habremos sabido lo que nos tocaba sentir?
¿se siente de esta manera la habitación porque las palabras flotan en la inexistencia o porque las he recordado? te has convertido en una aflicción en el centro de mi cuello que no puedo saciar. opto por la botella que dejé ayer al lado de la cama, pero lo solido aún me quiere digerir. en mis manos, un vacío entre lineadas que dictan mi futuro, mis pensamientos todo menos líquidos; raspan cada esquina de mi querer despertar bien.
- ¿en qué momento dejé que un fantasma nos observara desde el muelle? -
me hubiese gustado que fuéramos menos de lo mismo. dos puntillas de una estrella que no están en paralelo. quizás tú una detonación en la corteza terrestre y yo tierra que no quiere quemarse. me miento, somos todo menos el contrario de dos elementos que no están destinados a entenderse en su mezcla.
alguna vez, en un atardecer del viejo san juan, te observé caminar al frente de mí. tus pasos son parecidos al orden de los míos, con cierta precisión, una fuerza equilibrada que se convierte en beso al cemento.